Análisis de una página de La Sangre de la Virgen de Sammy Harkham

Con motivo de la publicación de la editorial Fulgencio Pimentel de «La Sangre de la Virgen» y de que su autor, Sammy Harkham, va a presentarla tanto en Barcelona como en Madrid, voy analizar una de mis páginas favoritas de este cómic publicada originalmente en Crickets#5. Recordar que parte de sus páginas se han ido publicando a lo largo de los últimos diez años dentro de la publicación Crickets.

Pero antes de ir con ella, y con motivo de comprender mejor esa página y «La Sangre de la Virgen» al existir cuestiones repetidas sobre las que Sammy Harkham reflexiona y presenta en sus cómics, permitidme que leamos brevemente el cómic ¡Napoleon! con el que comenzaba tanto Crickets#2 (2007) como la recopilación de historias cortas de Sammy Harkham que en España publicó Fulgencio Pimentel bajo el título de Todo y nada (Aquí, el bitono no es blanco y morado, sino blanco y naranja)

Observar como Sammy Harkham divide la página en tres partes

La primera de ellas está compuesta por 6 viñetas y por si misma funciona como tira cómica al presentarnos a Napoleón atareado con algo en su despacho

«No voy a terminar esta maldita cosa a tiempo. Nunca hubiera debido de aceptar esto.»

¿Qué está haciendo? Napoleón es interrumpido por un oficial que le comunica que los Austriacos han invadido Italia, pero el General sigue a lo suyo, siendo en la tercera y cuarta viñeta cuando le (nos) enseña cual es su verdadera preocupación y el objeto de la misma ¡la creación de una tira cómica! Harkham resuelve esta tira con la opinión, en temas de creación de cómics, de su oficial, y la termina con Napoleón despidiéndose de su reciente esposa para solucionar el problema de Sicilia.

Pero Sammy Harkham va aún más allá con la tercera parte del cómic compuesta por trece viñetas situadas en el embarrado campo de batalla. En once de ellas, Harkham, con un ritmo vertiginoso, narra como el gran General; lucha, está a punto de perder la vida y finalmente es capaz de ensartar la bayoneta en el torso de su enemigo.

Son las dos últimas viñetas del cómic las que conecta «La Sangre de la Virgen» con «¡Napoleón!», al igualar a Seymour con Napoleón (y con el propio Harkham, y contigo, y conmigo) pues los dos tienen una pasión y una obsesión por un arte, debajo del cual está todo lo demás, ya sea el imperio o la familia.

Pero además de mostrar este sentimiento, Harkham, con las palabras de la última viñeta, identifica a Napoleón y a Seymour como unos fanáticos de su amor verdadero: el guionista y editor de películas nombra entre otras «The Ghastly Three ( ¿referencia a The Ghastly one de Andy Milligan?) y Napoleón señala que nunca será tan bueno como Ben Franklin. Y del mismo modo, yo, al pensar en este ¡Napoleón! he recordado el comic strip de Clifford Mc Bride

Destacar que Napoleón, quien ha estado a punto de perder la vida, no se acuerda de una cualquiera, sino del creador del primer cartoon político de USA, Ben Franklin, quien un 9 de mayo de 1775 publicó en el Pennsylvania Gazette que editaba, su famoso «Join or Die»

Recordar que otro de los grandes historietistas, Richard Thompson, llamó a su tira semanal «Richard´s Poor Almanac» en homenaje al «Poor Richard´s Almanack» de Ben Franklin, y un sábado la tira trató sobre la persona que el Napoleón de Harkham aspiraba a ser.

Otro personaje de Sammy Harkham que lo deja todo – mujer, lugar, hogar, modo de vida- es Thomas, el protagonista de Poor Sailor (publicado originalmente en Kramer’s Ergot#4). En su caso, leemos al inicio que tiene una vida aparentemente feliz y tranquila junto a su mujer Rachel, pero todo cambia cuando un día aparece su hermano Jacob y le habla sobre su vida como marinero. La idea de echarse a la mar, y vivir otra vida y ver otros lugares se instala en su cabeza y en su corazón, llegando un momento en el que no puede vivir sin vivir como es la vida como marinero.

Tras todo lo señalado, regresamos al objeto de análisis de este texto: mi página favorita de «La Sangre de la Virgen»

Podemos dividirla en cuatro partes

Leamos la primera parte, fijándonos en el rostro de Ida.

-1ª viñeta: sorpresa ante las palabras de Seymour

-2ª Viñeta: Cara a cara de Ida y Seymour, donde Ida confirma que esa es (la) buena idea, pero desconfía de que sea capaz de elegir la familia en lugar de su pasión.

-3ª Viñeta: Antes las decididas palabras de Seymour, Ida ofrece un gesto de descreída, de alguien que ya ha vivido esta misma situación muchas veces

¿Acaso no comienza «La sangre de la Virgen» con otro (más) momento perdido? La situación es conocida para toda pareja que ha tenido niños pequeños. El cuidado de un bebe, y más cuando duermen mal, es enorme, pero dentro de ese no parar, hay momentos donde aflora el amor de la pareja, y Harkham lo representa perfectamente: Seymour llega de trabajar, descubre que se ha equivocado en la lista de la compra, baña a su hijo, le acuesta, bromea con su mujer y prepara una cena con la que compartir un momento juntos pero…

…una llamada de trabajo hace que el encantamiento desaparezca y Seymour se olvide por completo de la cena y de su mujer, dejando claro cual es su prioridad en la vida. Fijaros que ni se disculpa por el rato largo que ha estado al teléfono ni porque Ida ya haya cenado.

La segunda parte está compuesta por 3 viñetas que narran el caminar de Seymour hacia las taquillas, pero al mismo tiempo es un recorrido mental por tres momentos, que quedan reflejados por el paso de Seymour.

La tercera parte podemos dividirla a si misma en dos. La primera de ellas constituida por las primeras viñetas de la tercera tira.

La segunda de ellas esta compuesta por la última tira de la tercera tira y la primera de la cuarta tira, donde Harkham cambia el plano, empleando ahora un plano escorzo con la peculiaridad de que en la primera vemos el rostro de Seymour y en la segunda el rostro de Ida.

La cuarta parte esta formada por las dos últimas viñetas de la página. Seymour mira a Ida pensando «Algo está roto. Pero lo arreglaré cuando termine la película» Ida mira a Seymour asumiendo que es posible que no le vuelva a ver más. Ella también ha tomado su decisión y Seymour no está haciendo nada para evitarlo.

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